[HACK] Un estudio denuncia la hostilidad contra las mujeres en los entornos tecnologicos

merce illadeltresor at gmail.com
Fri Jul 21 16:17:38 CEST 2006


06/07/06 17:47:13


UN ESTUDIO DENUNCIA LA "HOSTILIDAD" CONTRA LAS MUJERES EN LOS
ENTORNOS TECNOLÓGICOS



Mercè Molist
Un estudio de la Universidad de Cambridge para la Comisión Europea
denuncia la "hostilidad" contra las mujeres en la enseñanza, la
industria y las comunidades técnicas. Los investigadores destacan el
sexismo latente y su relegación a tareas menores, que les impide
conseguir reconocimiento, como causas de su poca presencia en estos
ámbitos.

El estudio "Políticas de apoyo al "software" libre y abierto.
Género: Informe de conclusiones", realizado por la Universidad de
Cambridge en Europa, Estados Unidos e India, avisa que la
participación de mujeres en la enseñanza y la industria tecnológicas
está disminuyendo en los últimos años.

Lo corrobora un sondeo de la Universidad Politécnica de Madrid: sólo
3 de cada 10 nuevas matrículas en las carreras técnicas del próximo
curso pertenecen a mujeres. La Escuela Técnica Superior de
Arquitectura, con el 53,3%, y la de Ingeniería Técnica Agrícola, con
el 51,3%, son las que reúnen a más mujeres, mientras que la
proporción disminuye hasta el 19% en la Facultad de Informática.

Otro informe realizado este año, del Instituto Nacional de Calidad y
Evaluación, afirma que los hombres superan en 27 puntos a las
mujeres en las matriculaciones en carreras técnicas, a pesar de que
ellas representan el 60% de licenciados de la universidad española.

En lo que respecta a la industria tecnológica, según el estudio de
la Universidad de Cambridge, los sueldos siguen la tendencia
histórica de ser más bajos para las mujeres, a pesar de hacer el
mismo trabajo que los hombres, así como su relegación a cargos
inferiores.

Pero, aunque este aspecto tiene importancia, el principal factor que
aleja a las mujeres del desarrollo tecnológico es, según el estudio,
"el entorno hostil que deben afrontar y no, como se suele decir, que
los trabajos técnicos no les interesan".

Lo confirma el hecho de que la participación femenina en las
comunidades de "software" libre, alejadas de la industria y basadas
en el voluntariado, sea del 1,5%, frente al 28% en el desarrollo de
programas propietarios, que se lleva a cabo en empresas. "Esto nos
sugiere que en las comunidades de "software" libre se exacerba el
entorno hostil", afirman los investigadores.

Tomando como base estas comunidades, el estudio llega a conclusiones
que pueden extrapolarse al resto de ámbitos tecnológicos, como la
industria o Internet: "Las mujeres no se automarginan sinó que son
excluídas activamente, muchas veces de forma inconsciente, por parte
de gente que no interpreta sus acciones como hostiles para ellas".
Estas acciones pueden ser comentarios misóginos, chistes, machismo o
excluirlas de las tareas interesantes.

Otro motivo de discriminación es la experiencia con ordenadores:
"Las mujeres suelen entrar más tarde en este mundo. Ellos empiezan a
usar ordenadores a una edad media de 12 años y ellas, a los 14,5.
Ellos tienen su primer ordenador a los 15 años y ellas, a los 19.
Por tanto, las mujeres tienen mucho más trabajo para ponerse al día
y, además, deben llevarlo a cabo en un entorno que valora
exclusivamente el autodidactismo".

Preguntar en los foros de Internet para paliar esta falta de
educación informática es una tarea complicada, afirma el estudio:
"Las postura agresivas y respuestas rudas son aceptadas como una
forma de hacerse visible y obtener reputación. Pero esto asusta a la
gente poco experimentada, especialmente a las mujeres, que tienen
menos seguridad para defenderse en temas técnicos. Y, a la vez,
exacerba sus dificultades de autoconfianza".

En el ámbito concreto de las comunidades de "software" libre, un
gran escollo es su carácter eminentemente técnico, hasta el purismo,
y su forma de funcionar basada en la llamada 'ética hacker' que,
afirman, "sitúa a la persona fuera de la corriente dominante
socialmente, pero iguala a las mujeres a esta corriente. Así, ellas
son tratadas como "el otro"".

Esta actitud se capta fácilmente al observar el funcionamiento de
los proyectos de "software" libre donde, según los investigadores,
"se da por supuesto el cliché social de que las mujeres son más
hábiles para organizar, comunicar y negociar y se les asignan estos
roles, convirtiéndose en operadoras de la sociabilidad, mientras que
los hombres hacen las tareas técnicas, más prestigiosas".

Así, mientras ellos escriben código, ellas documentan programas,
diseñan interfaces, moderan listas de correo y organizan jornadas.
"Como consecuencia, ellas sienten que su trabajo es poco reconocido.
Al menos 2/3 partes de las entrevistadas piensan que es más fácil
para los hombres obtener reconocimiento", afirma el estudio.

Esto las aleja del éxito social: "Se premia el producir código, por
lo que es muy difícil para las mujeres acceder a roles de liderazgo
si antes no han demostrado su capacidad técnica. Otras formas de
conocimiento, como la habilidad para escribir documentación
comprensible o hacer buenas traducciones, son menospreciadas".

Según el estudio, 2/3 partes de las entrevistadas piensan que
reciben más atención por el hecho de ser mujeres que por su
contribución al proyecto, una impresión que aumenta cuando asisten a
reuniones en el mundo físico. Esto, afirman, "refuerza el
sentimiento de ser "el otro" y dificulta que se las acepte y encajen
como miembros de la comunidad".

También cosechan un alto grado de atención sexual: el 48% afirma
haber sido requerida para un cita por parte de otros miembros de la
comunidad. El 11%, "frecuentemente". La mujeres responden a esta
atención, según el estudio, haciéndose invisibles: "En los
encuentros, donde todo el mundo va con camiseta y tejanos, ellas
adoptan el mismo código de vestuario, para hacer lo más invisible
posible su diferencia de género".

Otra importante razón para la discriminación, según los
investigadores, son "las largas horas ante el ordenador, necesarias
para escribir buen código, que hacen que los hombres, en general con
más tiempo libre, puedan participar más y tengan menos dificultades
para integrarse en la comunidad". Como consecuencia, afirman, "las
mujeres programadoras tienden a no tener hijos y, si los tienen,
pasan poco tiempo con ellos, igual que los hombres".

El estudio recomienda diversas líneas de actuación a los gobiernos y
la Unión Europea, para paliar el problema: ayudas a proyectos de
"software" libre hechos por mujeres, incentivar la participación de
las más jóvenes, modificar los criterios de selección de programas
apoyados por la Comisión Europea, asegurándose de que participan
mujeres en su desarrollo técnico, y premiar los proyectos en los que
haya diversidad.





AMAYA RODRIGO: "ME HE SENTIDO UNA "RARA AVIS"


Amaya Rodrigo es una leyenda en la comunidad hispana de "software"
libre. Madrileña, 30 años y administradora de sistemas en el
Ministerio de Administraciones Públicas. Fue la primera mujer
desarrolladora de Debian (una distribución del sistema operativo
libre Linux) en Europa, co-fundó Debian Women y ha estado dos años
en la junta de Hispalinux.

Amaya estudiaba Filología Inglesa cuando descubrió la informática:
"Allá por 1998, recibí un "spam" por primera vez y empecé a mirar
cabeceras de correo y preguntar cómo funcionaba la red. Todo lo
aprendí sola, aunque bien arropada por una comunidad de usuarios de
Linux.  Hasta que me ofrecieron trabajo en una punto-com y dejé la
carrera".

Su 'hanycap' es haber llegado tarde: "En mi casa, veían el ordenador
como una pérdida de tiempo bastante cara, aunque yo quería uno desde
que tengo uso de razón. Tuve que esperar a trabajar y comprarlo con
mis ahorros. Empezar tarde lo dificulta todo. Tengo amigos que
programaban cuando eran pequeñitos, sobre todo porque tenían un rol
a seguir en casa".

Este machismo social la ha acompañado en el trabajo: "En multitud de
ocasiones me ha ocurrido que, al atender la llamada de un cliente
con una emergencia técnica, me ha pedido que le pasara con un
técnico porque, por supuesto, al ser mujer yo era la telefonista".

Otra anécdota: "Tenía que decidir qué cabina de discos externa
debíamos adquirir en la empresa y fuí al SIMO. Iba con dos
compañeros de trabajo y, cuando yo preguntaba algo al vendedor, me
daba la espalda y contestaba a mis compañeros. Me disgustó también
la cantidad de modelos semi desnudas, que dejaban los roles bien
definidos: aquí las mujeres vienen a adornar".

Rodrigo se declara "completamente de acuerdo" con el estudio de la
Universidad de Cambridge: "La mayoría de chicas programadoras no
destacan, se conforman con tareas menos reconocidas". En su caso,
afirma: "No he tenido problemas, Debian Women tuvo una acogida
fenomenal en la comunidad. El sexismo peor ha sido en la vida real.
Me he sentido desde sola hasta "rara avis" y me he llegado a
preguntar qué tendría de raro, para estar tan interesada en "estas
cosas de chicos".

Añade: "Somos muy pocas, aunque cada día más. Si, con Debian Women,
hemos conseguido aumentar la visibilidad de las mujeres y crear
algún rol con el que las chicas se puedan identificar, ya hemos
hecho mucho, porque se "normaliza" que haya mujeres en estos
ámbitos. Cosas tan tontas como que, en unas jornadas, no te den una
camiseta que te quede como un camisón denota que es cada vez más
normal y que se espera que haya chicas".




MARIA SOLER: "DE PEQUEÑA JUGABA CON CIRCUITOS ELÉCTRICOS"


Maria Soler está contenta. A sus 24 años y recién terminada la
carrera de Ingeniería Técnica Industrial en la Universitat
Politècnica de Catalunya, acaba de ganar una beca de la Fundación
GNOME para desarrollar "software" libre, un campo en el que se mueve
a sus anchas. No en vano ha pasado el último año trabajando en la
Cátedra de "Sofware" Libre de su universidad.

A Maria, siempre le ha gustado la tecnología: "De pequeña, jugaba
más con circuitos eléctricos que con muñecas". Empezó estudiando la
carrera de Matemáticas en la Universitat de Barcelona, donde se
aficionó a la programación informática: "Allí también me
introdujeron en Linux, pero fue en la ingeniería donde encontré un
par de profesores y un amigo que me empujaron a hacer más cosas".

La beca de 3.000 euros que acaba de ganar se basa en Tomboy: "Es un
programa libre que sirve para tomar notas y organizarlas de forma
inteligente. Mi proyecto consiste en la sincronización de estas
notas entre diferentes ordenadores, para poder tenerlas en el
portátil y el ordenador del trabajo, por ejemplo. Además del
aliciente monetario, para mí es importante por el currículum que
genera".

Y es que le encanta programar y quiere seguir en ello: "Me gusta
saber cómo están hechos los programas por dentro y la satisfacción
de poder crear algo que funcione y sea útil. Sólo es cuestión de
tener curiosidad y esto no tiene género, programar es igual de fácil
o difícil para hombres y mujeres. Aunque puede ser más duro para
ellas entrar en una comunidad de "software" libre, no por la
dificultad sinó porque más del 90% son hombres".

Soler reconoce que "faltan modelos femeninos en el mundo de la
programación y, en algunas listas de correo y canales de chat,
existe cierto sexismo, que suele consistir en tener una deferencia
hacia las chicas". De todas formas, afirma: "No me he sentido
despreciada por ser mujer, más bien al contrario, creo que depende
también de la seguridad en sí misma que una chica muestre al entrar
en este mundo".

Para la joven, el principal punto discriminador es que "las mujeres
tienen menos tiempo libre, cuando llegan a cierta edad. Como la
mayoría de "software" libre se desarrolla voluntariamente y, por
tanto, en el tiempo libre, muchas prefieren destinarlo a otras cosas".



CECILIA GONZÁLEZ: "ME TRATAN COMO A UNA IGUAL"


Cecilia González y Maria Soler son las únicas españolas que han
ganado una de las seis becas de la fundación GNOME, dentro de su
programa mundial "Women's Summer Outreach". Algo destacable
especialmente en Cecilia, que sólo tiene 22 años y acaba de terminar
el cuarto curso de Ingeniería Informática.

Cecilia González es de Santa Cruz de Tenerife y tiene las ideas muy
claras: "Desde bachillerato quería dedicarme a una carrera técnica,
que tuviese un enfoque eminentemente práctico y orientado al
servicio de la ciencia y la sociedad. La informática reune todas
estas características". Así que se trasladó a Barcelona a estudiar
la carrera.

El primer año de universidad descubrió el "software" libre: "Para mí
es una gran herramienta de trabajo y aprendizaje. Poder ver el
código que otras personas han programado te enseña mucho, cuando no
tienes ni idea de cómo aplicar los conceptos teóricos que aprendes
en clase".

Su proyecto ganador se basa en el programa libre Evolution, que
gestiona el correo electrónico, el calendario, las tareas y los
contactos: "Cada uno de estos componentes tiene diversas
funcionalidades, que se integran en la aplicación cuando el usuario
hace clic en el botón de cada uno. Sin embargo, este cambio es muy
lento. Mi tarea es hacer que sea más rápido".

Como sus compañeras, niega que la programación tenga algo que ver
con el género: "El primer programador de la historia fue Ada Byron,
una mujer. Cualquier mujer con ganas de programar se puede dedicar a
ello aunque, socialmente, el perfil del informático es un hombre.
Supongo que las causas radican en la educación que recibimos: ¿Se
regalan juegos de electrónica a las niñas?".

De todas formas, es positiva: "Hay más hombres que mujeres, pero no
significa que seamos poquísimas y, últimamente, va creciendo el
número de programadoras. Por mi parte, nunca me he sentido
discriminada ni perseguida, sinó tratada como una igual".



"Informe sobre Género". Universidad de Cambridge
http://www.flosspols.org/deliverables/FLOSSPOLS-D16-Gender_Integrated_Report_of_Findings.pdf

Women's Summer Outreach Program 2006
http://gnome.org/projects/wsop


Copyright 2006 Mercè Molist.
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